UA-51285685-1 Equipo leonés de Trail Running : TORTUGAS TRAIL LEÓN: LISBOA TRIATLON: CARÁCTER LISBOA

jueves, 8 de mayo de 2014

LISBOA TRIATLON: CARÁCTER LISBOA

Se puede afirmar que Lisboa tiene un carácter especial. No es sólo el ser una capital abierta al azul del Atlántico, o su característico y omnipresente empedrado. O el sonido de la melodía del Fado en los taxis y en las empinadas calles del Barrio Alto. No es sólo eso. Lisboa ha sufrido y ha sido capaz de volver de nuevo a erguirse victoriosa, siempre con esa mirada escondida al océano. Incendios y terremotos han sacudido sus cimientos y en un esfuerzo constante y agónico, ha sido capaz siempre de recomponerse y salir adelante con más fuerza, realimentando la esperanza y las ganas de luchar. Y en esto, en la constancia, en la lucha y en la capacidad de recuperarse de las adversidades, comparte carácter con las personas que practicamos el Triatlon.

Una prueba como el Lisboa Triatlon es para aquellos que hemos empezado apenas un año en esto del triatlon una cita ineludible con la que se da el pistoletazo de salida a la temporada. Así, Pedro, que se estrenaba en esto de la media distancia, Carlos y un servidor, pusimos nuestros acoples rumbo a Lisboa para ver qué tal nos había sentado una pretemporada jalonada de entrenos, carreras de montaña y de asfalto y algún que otro duatlon. 


Junto a los tres que competíamos, contábamos con tres suporter de primer nivel. Eugenia, Laura y Graciela estuvieron apoyando en todo momento el abnegado esfuerzo de estos humildes DEPORTISTAS. Tortugas Trail León estaba bien representada en el Lisboa Triatlon. 

Aunque la avanzadilla había llegado un par de días antes, el resto de la expedición llegamos ya avanzada la noche del viernes y tras unos agotadores cientos de kilómetros, nos quedó el tiempo justo de cenar los consabidos espaguetti bolognesa que servirían de aporte energético a la prueba. Rápidamente a dormir, porque la jornada empezaba bien temprano. A las 5 am quedamos en el pasillo del hotel Pedro, Calili y yo, y nos vamos a hacer el check-in en los boxes. El hotel, pegado a la prueba, había tenido la buena idea de poner un desayuno a las 5 am y cuando bajamos con las bicicletas había ya cola en la entrada del comedor para desayunar. Esto del triatlon, lo reconozco, a veces no es muy normal.

Hecho el check-in, debidamente desayunados y convenientemente pertrechados con nuestras mejores galas tortuguiles para la ocasión, nos dirigimos a la salida para intentar darnos un chapuzón previo, para sentir el frío del agua antes de que la prueba arranque. Neopreno, chapuzón y en muy poco tiempo toca la salida de Carlos en el grupo de los de gorro blanco y luego Pedro y yo con gorro verde. Debido a los problemas de piernas que tenía había decidido no dar apenas patada, aunque eso supusiera pérdida de minutos, puesto que quería reservar las piernas. La natación, en aguas muy tranquilas y aunque en la segunda vuelta hubo mucho tráfico de rezagados del gorro blanco, fué relativamente pacífica y me permitió llegar muy entero a la transición. Hasta aquí todo perfecto.

Me tomo la transición con muchísima tranquilidad: no soy un freaky del Triatlon, eso de dejar las zapatillas en los pedales y salir descalzo y luego montar a lo John Wayne se lo dejo a los primeros que para eso son los que se juegan algo. El resto del cuarto para abajo a asumir que somos sus comparsas e intentar disfrutar lo que se pueda. Resulta curioso que cuando me quito el neopreno y lo dejo en el suelo, el árbitro que estaba justo en frente de mi me dice que lo meta en la caja y lo hago. Salgo con la bici, monto al pasar la línea y salgo por el empedrado. En este tramo, que parecía una carrera de sonajeros por los ruidos que hacían las bicis, uno de los que va delante de mí no es capaz de enganchar las calas y le adelanto. Por lo visto no se podía y oigo a un juez detrás de mí, pero ni le escucho bien, ni le entiendo lo que quiere decir. Así que tiro, pensando que ya habrá tiempo.

Empieza un segmento de bici moderadamente llano, con un tremendo viento en contra en la ida y ligeramente en subida, y luego una vuelta en ligera bajada con viento a favor. Lograr mantener en la ida promedios de velocidad de 30km/h sin cabra, ruedas de perfil y demás adminículos, era una tarea durilla, pero parecía que mis piernas respondían lo necesario. Lo que no respondía bien era mi estómago y es que las barritas de 226ers que llevaba no había forma de digerirlas. A mayores el agua que estaba tomando en cada vuelta lo metía demasiado rápido y eso acentuaba las molestias estomacales. En más de una ocasión me sentí con ganas de parar a vomitar, pero afortunadamente fui capaz de aguntar el resto de la carrera. En la tercera vuelta, alrededor de Carlos y de mí se forma un grupo en cuya cabeza se sitúa Carlos, que tira de él y al que se le pegan detrás más ciclistas. Yo decido quedarme detrás del grupo respetando las reglas del drafting, pero no por respetarlas, (no iba a quedar primero y a nadie iba a perjudicar), sino por el miedo que yo mismo tengo a una caída desde que me disloqué el hombro el 6 de julio cayéndome de la bicicleta. Cuando  se iba acercando el final del tramo, aprieto para evitar encontrar mucho tráfico en el giro y paso a todo el grupo en la subida, de nuevo no por exhibición ni nada parecido, sino por el miedo a la caída que siempre me persigue. En el camino de vuelta me encuentro al de Interval caído en el suelo y según paso me paro y doy la vuelta, porque recuerdo lo dura que fue mi caída y sin dudarlo habría sacrificado acabar el Triatlon por estar con el chico en la ambulancia y demás, pero cuando estoy dando la vuelta me echan la bronca y me dicen que continúe. Cosa que hago. Ya en la última vuelta me acerco a un chico de Interval en la bici y comentamos acerca de la caída de su compañero. A todo esto, las chicas animando en cada vuelta, nos daban un plus de fuerza cada vez que pasábamos que se agradecía muchísimo.

Acabada la bici, segmento de carrera. Salgo algo cansado, pero con una cierta energía y aquí es donde todo se empieza a desmoronar. La deficiente alimentación que había tenido, junto con el calor y otros problemas que venía arrastrando empezaron a lastrar mi carrera. No había venido a sufrir, así que decidí bajar el ritmo y correr a 4:30, pero aquí es donde empezó a llegar la frustración, porque ese ritmo que es muy cómodo no era capaz de alcanzarlo. Incluso algún km le tuve a 5:28. El estómago cada vez peor y el calor haciendo mella en mi rendimiento. Después de lo que ha pasado, es paradójico, pero cuando veía la Jaima del penalty box en medio de la solana pensaba: no me venía bien parar aquí dos minutos. En fin... Última vuelta y enfilo la línea de meta con mucho cansancio y muy decepcionado por el tema de la alimentación y por este segmento de carrera en el que hice la media maratón en un muy poco satisfactorio 1:33. Como lo importante es lo importante, y siguiendo mi tradición, espero a que lleguen el resto de mis compañeros de equipo. Luego recojo la camiseta, mi humilde bicicleta y nos vamos al hotel. 

Pedro y Carlos hicieron un triatlon excepcional en el que acabaron muy satisfechos. En mi caso, me descalificaron y no, por supuesto que no fué por incumplir las reglas del drafting. Ya me hubiera gustado que fuera algo tan claro, si es que hubiera habido motivos para ello. 

Debo decir, en honor a la verdad, que el triatlon está fantásticamente organizado y que no le puedo poner ninguna pega... al menos no tengo ni el conocimiento, ni el tiempo, ni la preocupación de sacárselas.

Lo mejor de todo, como siempre, los Tortugas y su apoyo constante. De nuevo muy orgulloso de pertenecer a este EQUIPO.

Fdo. J. Oscar Sarmiento



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